Adelgazar es tan sencillo como lograr el déficit calórico, es decir, quemar más calorías de las que se consumen. Pero algo que parece tan simple a priori se convierte en una tarea casi imposible para muchos. La principal dificultad es que nos gusta comer, para qué engañarnos. Además de ser una necesidad, la comida nos da placer. Por otro lado, hacer ejercicio cuesta. Encontrar el horario que nos encaje o el deporte que nos motive lo suficiente como para no abandonar a la primera de cambio es complicado. Por tanto, lo que matemáticamente es tan fácil, en la práctica se convierte en una dificultad. Pero, además, cuando nos ponemos a dieta para adelgazar solemos cometer errores que nos hacen más complejo. El primero de ellos: saltarse las comidas.
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Saltarse comidas no adelgaza
El hambre es una sensación con un fuerte componente de regulación hormonal y, por tanto, oscila a lo largo del día. Por tanto, para mantener en equilibro la leptina (hormona de inhibición de apetito) y la grelina (hormona de activación del apetito) es importante dar en cada comida un buen aporte de proteínas, grasas saludables y fibra, idealmente sin grandes cantidades bien repartidas durante el día.
Cuando nos saltamos las comidas provocamos un desequilibrio entre la saciedad y el apetito. Y eso puede hacer que comas más. Por ello, lo ideal es que respetes el horario de comidas. Si estás pensando, no obstante, hacer ayuno intermitente, busca un buen asesoramiento profesional.
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